Con reforma y apoyo público, los jueces volverán a ser sumisos

En medios y redes sociales, muchos expresamos nuestro rechazo a la inminente reforma del Poder Judicial, que los diputados y senadores de Morena y sus aliados aprobarán en septiembre.. Sin embargo, son pocos los que se oponen a este proyecto de López Obrador que, de ser aprobado, pondrá fin a la frágil independencia del poder judicial que tanto costó lograr. Antes de que termine 2026, los jueces federales y estatales volverán a ser los que eran antes de 2000: sumisos y dependientes del presidente de la república y de 32 gobernadores, una época en la que los tribunales respondían más a los deseos del ejecutivo que al gobierno. . la justicia misma. Un retorno a ese escenario será desastroso para la democracia cuya construcción costó tanto.

Cuatro encuestas realizadas en junio confirman la aceptación de esta reforma. Uno de ellos fue realizado por la comisión encuestadora de Morena y los otros dos por encuestadores contratados por el partido (De las Heras Demotecnia y Enkoll). y otro del diario El Financiero. Aunque la metodología de los tres primeros ha sido cuestionada, especialmente por los líderes de la oposición, nadie ha cuestionado los resultados de El Financier, aunque los hallazgos son sorprendentemente similares.

Preocupa el desconocimiento de la reforma: el 53% de los encuestados por El Financiero no conoce los detalles, una cifra que no varía mucho en otras encuestas. Pero lo más alarmante es que entre quienes conocen la reforma, la mayoría está a favor de ella, y lo que es peor, apoya la idea de elección popular de jueces, magistrados y ministros, propuesta que, lejos de resolver el problema de la corrupción, podría empeorarlo.

Curiosamente, la encuesta de El Financiero mostró el mayor porcentaje de personas que consideran corruptos a la mayoría de los ministros, jueces y magistrados (60%), percepción que sin duda Morena supo utilizar para impulsar su reforma.

¿Pero realmente se cree que la elección de jueces por voto popular reducirá la corrupción? Sólo una encuesta de El Financiero se atrevió a preguntar, y los resultados no son alentadores: sólo el 35 por ciento cree que la corrupción disminuiría, el 18 por ciento que aumentaría y un preocupante 38 por ciento cree que no cambiaría nada.

Estas encuestas, al final, reflejan un apoyo significativo a la reforma judicial y a la elección popular de jueces, magistrados y ministros. Esto lleva a una sola conclusión: los argumentos presentados por quienes nos oponemos a ella no han logrado convencer a la mayoría de los mexicanos de los peligros de esta reforma.

Quizás la lucha contra la reforma haya fracasado porque a la mayoría de la gente no le importa el tema. O tal vez porque lo ven como una oportunidad para mejorar un sistema de justicia que perciben con razón como corrupto e ineficiente. La promesa de cambio puede ser más atractiva que los contraargumentos, que pueden parecer abstractos o alarmistas sin evidencia tangible.

Los legisladores de Morena, PT y PVEM dejarán el poder judicial a los caprichos del poder político, desperdiciando así años de progreso democrático. A estas alturas es claro que han optado por ignorar las consecuencias que esta reforma tendrá para el México que dejará a nuestros hijos.

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